El diestro malagueño lidió vestido de luces dos toros en la ganadería de Manuel Blazquez, como broche de oro a su preparación tras 22 meses de inactividad. “Voy con el compromiso de mejorar todo lo hecho hasta ahora; aunque vaya a Fuengirola, para mí es como si fuera a La Malagueta o a Las Ventas”, indica el torero.

Tras 22 meses en el dique seco, el torero malagueño Saúl Jiménez Fortes ve, por fin, la luz después del túnel. El 28 de septiembre de 2018, un toro le provocaba en la plaza de toros de Las Ventas una fractura de peroné y una rotura de ligamentos que derivaron en una osteomielitis (infección de huesos) aguda en tibia, peroné y astrágalo que precisó ser intervenido en hasta seis ocasiones. Afortunadamente, esto ya es historia y la mente está puesta en este jueves 13 de agosto, cuando su nombre vuelve a aparecer en el cartel de una plaza de toros, concretamente en la de Fuengirola.

La pandemia ha demorado más aún si cabe el retorno a los ruedos del diestro, que aguarda ese día para estrenar un nuevo vestido de torear. La ocasión bien lo merece. Toda la preparación estaba planteada para el inicio de temporada, pero nunca es tarde si la dicha es buena. En los últimos días tocaba hacer una puesta a punto, cuidar todos los detalles para que nada de lo que esté en su mano pueda enturbiar la ansiada reaparición junto a Enrique Ponce y Emilio de Justo.

Qué mejor que hacer una especie de ensayo general en la ganadería antequerana de Manuel Blázquez, la misma que se estoqueará este jueves en el coso fuengiroleño, y donde Fortes lidiaba el pasado domingo dos toros en presencia de un limitadísimo número de aficionados y profesionales taurinos. Vestido de luces, verde botella y oro, un traje empleado en tardes de gloria pero ya curtido en mil batalla, el espada mostró su personal concepto del toreo.

Una vez finalizaba su entrenamiento, y mientras aficionados prácticos y jóvenes aspirantes toreaban unas becerras en la plaza de tientas de La Saucedilla, el matador hacía balance de estos largos meses de espera. “Tras la recuperación de la lesión con las diversas cirugías, prácticamente llevo un año ya poniéndome bien físicamente y no parando de ir al campo”, expone para dejar claro que se encuentra al cien por cien para la cita de esta semana y las que pudieran venir con posterioridad.

“Los últimos días han sido de más concentración por el compromiso que me espera, y de pulir los últimos defectos”, explica para especificar que “esto es más de continuidad, de vivir por y para el toro tengas una fecha o no”. No obstante, “cuando se te presenta una corrida tan especial como es para mí la de Fuengirola, todo va enfocado a ese día”.

Sus dos nuevos apoderados, los también toreros José Antonio Carretero y José Luis de los Reyes, han seguido con mucha atención todo lo realizado sobre el ruedo de la finca ubicada a los pies del Torcal. “Son dos grandes referentes como profesionales y tienen mucha afinidad conmigo y con mi forma de pensar, lo que hace todo más sencillo”, indica sin ocultar la fe ciega que procesa en Carretero, excepcional banderillero que en tantas ocasiones le ha acompañado en temporadas anteriores y de quien destaca que “tiene una especie de sexto sentido para ver al toro y el toreo”.

“En esta puesta a punto hemos querido cuidar todos los detalles, como el vestido de torear para llegar más habituado a la plaza o el contar hoy con un reducido grupo de aficionados como testigos”, señala. “Está claro que no son las mismas sensaciones que voy a vivir el jueves en Fuengirola, que va a ser especialmente emotivo”, aunque hay que ir “preparando el cuerpo”. “Incluso hemos elegido la última hora de la tarde para que se aproxime lo máximo a la corrida, que será en horario nocturno”, puntualiza.

“Ya no toreo más hasta ese día, porque hay que llegar bien y cualquier golpe mal dado te puede hacer resentirse”, manifiesta con responsabilidad ante un compromiso muy ilusionante. “Estoy motivado porque sé que muchas de las personas que acudan van a ser muy cercanas a mí por las especiales circunstancias que se dan; aunque esa es una presión añadida porque saben el nivel que soy capaz de dar y están esperando que lo haga”, dice el torero. “Voy con el compromiso de mejorar todo lo hecho hasta ahora; aunque vaya a Fuengirola, para mí es como si fuera a La Malagueta o a Las Ventas”, concluye asegurando que “la preparación ha sido acorde con lo que espero sea uno de los días más importantes de mi vida”.