La normalidad regresaba a La Malagueta con la celebración de su Feria Taurina del 13 al 21 de agosto. Una novillada con picadores, un festejo de rejones, tres corridas de toros y cuatro clases prácticas incluidas en el XV Certamen Internacional de Escuelas conformaban la programación.
La pandemia sorprendía a la Málaga taurina en el peor de los escenarios posibles, sin empresario y en proceso de elaboración de un pliego para sacar su explotación a concurso. Tras una convocatoria que quedaba desierta, la Diputación ofrecía un nuevo pliego adaptado a las nuevas condiciones socioeconómicas.
Se presentaron tres empresas, y la elegida fue nuevamente Lances de Futuro, que ya fue encargada de organizar de forma transitoria la mini feria de 2021. La impugnación por parte de otra de las licitantes, Circuitos Taurinos, demoró la concesión e impidió la celebración de la tradicional corrida de Semana Santa.
Afortunadamente, el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales de la Junta de Andalucía falló con tiempo suficiente a favor de la Diputación, que por fin, podía establecer la normalidad en la gestión del coso taurino de su propiedad.
Con una importante premura de tiempo, el empresario José María Garzón presentaba una feria que, ciertamente, se quedaba corta a tenor de las opiniones generalizadas de los aficionados. Esta circunstancia se irá solventando a razón de un paseíllo más por temporada en los tres próximos años, según recoge el pliego.
Creció el número de abonados de La Malagueta, por encima de los dos mil, favorecidos por la reducción del precio de las localidades, el aumento del descuento para la adquisición conjunta de entradas, y la propia reducción de festejos. Sobre esa base, hubo dos excepcionales entradas, el casi lleno del martes 16 y el ‘no hay billetes’ del miércoles 17 de agosto. El resto estuvo siempre por encima de la media entrada.
En lo artístico, la Feria 2022 tuvo cuatro nombres propios: uno para los matadores, otro para los rejoneadores, otro para los novilleros, y otro para las ganaderías. Comencemos por este último apartado, donde incluso podríamos destacar un quinto nombre, el del toro ‘Juguetón’ de la ganadería de Daniel Ruiz, que recibía el premio de la vuelta al ruedo en el conjunto de un encierro de nota.
Contrastó la bravura de estos astados lidiados en la última de abono con la mansedumbre generalizada de los de Núñez del Cuvillo de un día antes, o la de los toros de Fuente Ymbro que participaron en el Desafío Ganadero del lunes. Repitieron en dos carteles los de Pallarés, con calidad el domingo en los rejones (por encima de los de Benítez Cubero, que también se dejaron), y a un nivel menor en el desafío.
Debutaba la ganadería rondeña de Reservatauro en la novillada, posibilitando la excelente actuación del local José Antonio Lavado, que un año más se reivindicaba como triunfador de este festejo y hacía una clara llamada de atención para tomar la alternativa el próximo año en esta misma plaza. Acusaron su falta de oficio el rondeño Pablo Páez y el debutante Jesús Romero, ganador del Certamen de Escuelas de 2019.
El festejo de rejones también tuvo triunfo malagueño. En una tarde mágica, el veleño Ferrer Martín sorprendía a todos con un toreo de calidad, propiciado por una cuadra bien trabajada y una monta explosiva que le hizo cortar tres orejas (incluso pudieron ser más) y salir a hombros junto a Guillermo Hermoso de Mendoza, que logró dos. Desacertada anduvo Lea Vicens abriendo la terna de un festejo muy entretenido para todos los públicos.
Una vez pasado el primer fin de semana, llegábamos a las corridas de toros, con tres festejos mayores en los que hubo un triunfador absoluto. Andrés Roca Rey se ratificó como máxima figura del toreo de nuestro tiempo con una tarde cumbre. No le importó el viento reinante esa tarde para salirse a los medios y sacarle máximo partido a sus dos buenos toros de Daniel Ruiz. Con una superioridad absoluta, dejó muestras de un toreo profundo y no exento de temple; combinado con un valor insuperable. Cortó tres orejas y salía a hombros en medio de una multitud entusiasmada con lo que había vivido en el ruedo. También ofreció buen nivel en ese mismo festejo Cayetano, que paseó un apéndice, en una tarde en la que Pablo Aguado volvía a pasar de puntillas.
La exaltación de la Fiesta vivida en esa corrida contrasta con la decepción generalizada vivida el día anterior. El pésimo juego de los de Núñez del Cuvillo mostraban la importancia fundamental del toro. Y cuando no hay toro no puede haber éxito. Ni Morante ni Talavante pudieron ni quisieron. El que sí que quiso fue el malagueño Fortes, que hizo pasar un gran susto al resultar conmocionado tras una voltereta a la salida de un pase de pecho. Cayó desplomado en unos instantes angustiosos hasta que era trasladado a la enfermería. Afortunadamente, todo quedó en un enorme susto, pero sin duda fue otro factor fundamental para que el ambiente se enfriara aún más.
Sin haber pasado grandes cosas en el Desafío Ganadero, no pueden pasar desapercibidos los naturales que recetó Ángel Téllez. El triunfador de Madrid era la principal novedad y no defraudó. Sin redondear el éxito, sí que dejó muestras de su buen momento Daniel Luque, al contrario que un Paco Ureña triste que pasaba con más pena que gloria.
Y así llegábamos al miércoles de feria con un vacío importante de festejos mayores. Lo quería suplir un Certamen Internacional de Escuelas Taurinas que, pese a cambiar su ubicación habitual de prólogo a epílogo, volvió a generar ilusión y afición entre las nuevas generaciones. El cordobés Fuentes Bocanegra, de la Escuela de Jaén, fue el destacado triunfador y el próximo año podrá verse anunciado en la novillada con picadores de la feria.