El Circuito de Novilladas de Andalucía fue para Calerito. El sevillano recibía del Secretario General de Interior y Espectáculos Públicos de la Junta de Andalucía, Miguel Briones, acompañado por el alcalde de Antequera Manuel Barón y el gerente de la Fundación Toro de Lidia, Borja Cardelús, el premio que así le acreditaba como ganador del mano a mano que protagonizaba junto a Christian Parejo en la plaza de toros de Antequera. Un festejo que, marcado por las complicaciones de los astados de hasta tres hierros, dejó muchos matices más que interesantes para los aficionados.

FOTOS: David Bracho y @ctorosandalucia

Abría el duelo Juan Carlos García ‘Calerito’, con un noble astado de La Palmosilla al que recibía a la verónica estirándose con el capote. El animal fue mostrando su buena clase en el caballo, al que lo llevaba por chicuelinas; suerte que repetía en el quite tras el único puyazo. Llegada la faena, brindaba al gerente de la Fundación del Toro de Lidia, Borja Cardelús, en agradecimiento por la promoción de este circuito y comenzaba una labor a media altura. El animal metía bien la cara por dos pitones, aún no estando sobrado de fuerza ni casta. El resultado fue una faena aseada en la que mostraba tener oficio sobrado. Paseó una oreja tras una estocada atravesada y otra desprendida.

Abierta la batalla, al gaditano Christian Parejo le tocaba responder en el segundo de la tarde, en este caso con el hierro de El Cotillo. Muy serio, por encima de la presentación habitual de esta plaza, lo recibía por delantales y le instrumentaba en el quite ceñidísimas chicuelinas rematando con una media con los tiempos bien marcados. Tras brindar al respetable, plantaba las zapatillas para pasárselo por alto por los dos pitones hasta dejarlo en el tercio. De ahí no salió la faena, en la que destacó por sun firmeza ante un burel mirón y cada vez más desentendido. Bien colocado y con exposición, logró arrancarle los pases de uno en uno. La media estocada fue suficiente para poner las tablas en el hipotético marcador de esta gran final.

El segundo de El Cotillo fue también el segundo de Calerito. Le ponía en apuros al internar darle la larga cambiada de rodillas, pero luego le permitió estar templado a la verónica. Era la hora de arrear, y se echaba el capote a la espalda en el quite, y luego ponía rodillas en tierra en el inicio de faena para pasárselo meritoriamente cambiado por la espalda en dos ocasiones. Con todo a su favor y la afición entregada, el animal tendía a ir a menos, y con él la labor del sevillano. Paradójicamente, una voltereta de la que parecía haber salido prendido sirvió para recaldear el ambiente. Su regreso con garra a la cara del burel fue recibida con júbilo por el público, que celebraba el arrimón final, con circular invertido incluido, y le solicitaba las dos orejas que concedía el palco tras un pinchazo hondo y una excelente estocada.

El poco fondo del cuarto novillo de la tarde, con el hierro de La Palmosilla, condicionó la actuación de Parejo. Tras un variado recibo capotero, ejecutaba un esperanzador inicio de faena dejándoselo venir de lejos para instrumentar dos pases cambiados a pies juntos. Pronto evidenció el de Núñez que se quedaba corto y le faltaba el último tranco de la embestida. Quiso subsanar el defecto no dejándose tocar el engaño y poniéndole la muleta atrasada, pero ni por esas. En novillero (como no podía ser de otro modo en estas circunstancias), quiso ser él quien embistiera, retomando el vuelo en el final por alto antes de pinchar y dejar una estocada atravesada premiada con otro apéndice para su esportón.

Los dos novilleros confiaron para cerrar sus lotes los ejemplares reseñados de Juan Pedro Domecq. El primero de ellos le permitía a Calerito dejar las verónicas más encajadas del festejo. Luego, conforme avanzaba la lidia, fue evidenciando su falta de casta; pese a lo que llegaba a la muleta con repetición al engaño presentado por el finalista. No era sencillo cogerle la velocidad por ser rebrincado. En su haber está el querer siempre llevarlo largo, pero la condición del astado le obligaba a perderle pasos tras cada embestida, perdiendo en continuidad. En un último empujón hacia el triunfo final, dejaba el estoque en el albero e instrumentaba bernardinas por ambos pitones antes de rescatar el acero y enterrarlo en el morrillo del novillo y pasear otros dos trofeos que le posicionaban como claro favorito.

Quedaba un burraco más en los chiqueros. El último cartucho para Christian Parejo, que se la jugaba toda la partida al juampedro. De nuevo lo lanceaba por delantales con el capote, también para llevarlo al caballo. Con sus teclas, parecía que era un toro propicio para el triunfo. Venido a menos, el novillero supo llevarlo templado, con tandas más que interesantes al natural. Con más profundidad que efectismo, que no siempre es lo que más se premia. Plantando las zapatillas, no le importó que se lo echara a los lomos, pero con el lote menos lucido, no le dio para el triunfo rotundo que buscaba. Con todo, cortó otra oreja tras una estocada de efecto fulminante.

  • Plaza de toros de Antequera.
  • Se lidiaron dos novillos de La Palmosilla (1º y 4º), noble y sin fondo, dos de El Cotillo (2º y 3º), rajados y ; y dos de Juan Pedro Domecq (5º y 6º), descastado
  • Calerito: Estocada atravesada y estocada desprendida (oreja), pinchazo hondo y estocada (dos orejas) y estocada (dos orejas).
  • Christian Parejo: Media estocada (oreja), pinchazo y estocada atravesada (oreja) y estocada (oreja).
  • La plaza registró un tercio de entrada en tarde agradable.