Volvió la Goyeca de Ronda en su 64 edición. Tras un año de ausencia y con el 75 por ciento del aforo, la disposición de los toreros se sobrepuso a una corrida de Jandilla sin fondo. Finalmente, se cumplió la esperada imagen de ver salir a Roca Rey y Pablo Aguado a hombros por la monumental puerta grande.

FOTOS: Arjona para @GoyescadeRonda

Molestó el viento a Andrés Roca Rey en el inicio del trasteo de muleta a su primero oponente, un animal con el hierro de Jandilla-Vegahermosa al que le bajó la mano para tirar de él en redondo por el pitón derecho. Le fue exigiendo, y el burel respondió en un trasteo que no mantuvo su ritmo ascendente cuando decidió probarlo por la zurda. Fue al volver al derecho cuando la faena recobró nivel con lances de mano muy baja. Una tanda de manoletinas precedió a un pinchazo y media estocada, tras lo que fue aplaudido.

El triunfo le llegaba en el tercero de la lidia ordinaria, un animal incómodo por tender a meterse por el pitón derecho y con un cabeceo constante. Quiso apostar Roca por sus virtudes, dejándoselo venir de lejos, tragándole y aguantando sus molestas embestidas hasta ir sometiéndole al engaño que le presentaba. Debe ser por las ganas de volver a la Maestranza de Ronda que tenía el público, que se le solicitó las dos orejas que concedía el palco tras una estocada.

Más rotunda fue su actuación en el quinto, otro animal que no estaba sobrado de fuerzas pero que tuvo el fondo suficiente para seguir el engaño que le presentaba el diestro peruano. Lo recibió con lances a pies juntos y, ya con la muleta, fue exigiéndole progresivamente en una faena a más, con derechazos y naturales con profundidad y mucha firmeza. Impactó una vez más la quietud de su toreo, y la capacidad de pasárselo cambiado por la espalda tanto en el inicio de su actuación de rodillas como ya en las postrimerías de pie, cuando el astado estaba ya muy parado. Tras las bernardinas finales paseaba dos nuevas orejas, estas con mucho más peso que las anteriores, pese a pinchar y precisar un golpe de verduguillo.

Bonitos lances a la verónica recetaba Pablo Aguado al primero de su lote, un animal que le buscó repetidamente las vueltas al caballo hasta derribar sin consecuencias al varilarguero. Tras brillar la cuadrilla en banderillas, el toro llegaba muy parado a la muleta. Sin atosigarle, quiso aprovechar su fondo de nobleza, aunque el trasteo no tuvo la consistencia necesaria por la nula transmisión de su oponente.

Una oreja cortaba Aguado del cuarto de la tarde, otro animal sin fuerzas del que aprovechó su nobleza en una faena ejecutada por ambos pitones, siempre a media altura, y con lances de uno en uno. Hubo pasajes sueltos de gran belleza en este trasteo de muleta, ya que con el capote el conjunto no pudo alzar el vuelo pese a los intentos del diestro de lucir en un quite por chicuelinas. Sobresalió un tercer par de banderillas de Iván García.

Por fin pudo mostrar su dimensión artística en el sexto, al que recibió con una larga cambiada de rodillas antes de estirarse a la verónica. Buscó el triunfo por todos los medios en la muleta, sin quebrantar en ningún momento al animal y empujándole a que le ayudara con sus embestidas. A pies juntos y con el cuerpo erguido, se fue cruzando para dibujar lances despaciosos por ambos pitones en una faena cargada de pinturería y rematada con una buena estocada que le confirmaba las dos orejas y la salida a hombros junto a Roca Rey.

  • Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Corrida Goyesca.
  • Se lidiaron seis toros de Jandilla-Vegahermosa, correctos de presentación, nobles, pero faltos de fuerza y casta.
  • Andrés Roca Rey: pinchazo y media estocada (palmas tras aviso), estocada (dos orejas) y estocada delantera (pinchazo, estocada delantero y descabello, dos orejas).
  • Pablo Aguado: estocada (palmas), pinchazo y estocada desprendida (oreja), y estocada (dos orejas).
  • La plaza registraba un lleno dentro del aforo permitido del 75 por ciento.