El novillero fuengiroleño Curro Márquez tentaba días pasados en una ganadería histórica como es la de Benítez Cubero, de cara a estar preparado para futuros compromisos profesionales.

En concreto, tentaba una vaca con el hierro titular de Benítez Cubero y dos con el de Pallarés; resultando exigentes los ejemplares.

Márquez se desplazaba hasta la Finca Los Ojuelos, en el término municipal de Marchena (Sevilla).

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Según  se destaca en la web de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, en el año 1825 fundó don Diego Hidalgo Barquero esta ganadería con reses de origen Cabrera, Vazqueño y Vistahermosa, vendiendo en 1841 una parte a don Joaquín Jaime Barrero, que después de sucesivas ventas pasó, en 1910, a don José Domecq, que la aumentó con reses de Felipe Salas (de origen Hidalgo Barquero y Cabrera) y Parladé. En 1924 la adquirió don Antonio Peñalver, quien en 1929 se la vendió a los señores Pallarés Delsors, (bisabuelo y tío del actual propietario) de los que en 1935 la adquirió don José Benítez Cubero, desde cuya fecha conserva el actual hierro. Posteriormente, en mayo de 1943, adquiere dos toros de Pedrajas.