El matador de toros fuengiroleño Antoni Santana Claros vivía este domingo una tarde especial. Muy lejos de casa, en el Perú, pero acompañado por su paisano Fortes. Ambos ofrecieron un gran espectáculo a la apasionada afición de Recuay, que culminaba con indulto al último toro de la tarde y la salida a hombros de ambos. Para Santana, se cerraba un largo proceso de recuperación…
«Muchas gracias a todos aquellos y todo aquello que me ha dado la posibilidad de poder volver a ponerme delante de un toro y en esta ocasión de nuevo en una plaza vestido de luces», indicaba el diestro de Fuengirola, dirigiéndose especialmente «al Perú taurino que ha dado lugar a esta anhelada reaparición, y además mano a mano con uno de los compañeros y paisano que más admiro como hombre íntegro, como torero y como persona».
«Torear juntos en una plaza llena ha sido soñar despierto y recordar las horas incansables que compartíamos de toreo cuando éramos niños», manifestaba sobre Fortes un Santana visiblemente emocionado por haber superado con nota el reto de una reaparición tras un largo proceso de dolores y varias operaciones.
La última de ellas tenía lugar el pasado mes de febrero, cuando se sometía a una intervención para eliminar los fuertes dolores que venía sufriendo a consecuencia de las lesiones que le había provocado un fuerte percance en julio de 2022, en la plaza de toros francesa de Boujan-sur-Libron, siendo aún novillero.
«Gracias al tremendo cariño de Recuay; también providencial aquellos que como un hermano me han acogido en Lima», expresaba el matador tras pasear de forma simbólica los máximos trofeos del segundo de su lote. «Y por supuesto a la ganadería de Paijan por criar el primer toro que me ha permitido vivir la experiencia de indultarlo en una plaza… Gracias».