Estepona no falló a su cita con la tauromaquia. Durante la última década ha sido el pulmón taurino de la Costa del Sol, y ahora felizmente junto a Marbella, queda demostrado que hay sitio para ambas plazas. Gran entrada en la corrida de feria, y triunfo artístico con una noble corrida de García Jiménez con la que salieron a hombros Castella y Roca Rey.

Poca fuerza pero con clase tenía el que abría plaza. El de Hermanos García Jiménez exigía que se le hiciesen bien las cosas para poder sacarle partido. Sebastián Castella se mostró firme y técnico, exprimiendo un buen pitón derecho en una faena que fue a más y que tuvo momentos vibrantes en la corta distancia. Escuchó un aviso tras una estocada desprendida que precisó de tres descabellos, lo que disipó la opción de cortar el primer trofeo del festejo.

Castella mantuvo su línea en el segundo de su lote. Maduro a más no poder, es capaz de hacerle a cada uno de sus toros lo que necesitan. Le dio su tiempo, no le atosigó, y las tandas fueron fluyendo con naturalidad. Había que dar un giro más para asegurar el triunfo, y con esas se metió entre los pitones en un arrimón final que impactó a los espectadores. Tras un pinchazo, se tiró a matar con determinación para arrancar las dos orejas que le permitían salir a hombros.

Juan Ortega hacía olvidar la ausencia de Morante con la suave mecida de su capote en el primero de su lote; con una media verónica de remate superior. El quite por delantales no se quedó muy atrás. Le faltó fuelle al de Matilla en la muleta, permitiendo únicamente al diestro sevillano dar unas pinceladas de su clase. La misma que le faltó a su oponente. Estoconazo que decantó la oreja tras una faena en la que no se arrancó la música.

No tuvo suerte en el lote Juan Ortega. No es que fueran toros imposibles ni mucho menos, pero no alcanzaban la nota media del festejo. El quinto, con el hierro de Olga Jiménez, fue un animal descompuesto, que iba a su aire, y al que había que hacerle las cosas por derecho. Como siempre, gustó su uso del percal, y con la franela hubo altibajos. Lo que antes le dio la espada, esta vez se lo quitó, y no fue posible acompañar a sus compañeros en volandas.

Hizo buenas cosas en los primeros tercios el primero de Roca Rey. Le permitió lucir en el recibo y en el quite, y le decidió a irse a los medios a brindar al respetable. Apretó desde el primer momento con un explosivo inicio de rodillas, y sin levantar el pie del acelerador en una completa actuación llena de compromiso. La superioridad del diestro peruano fue total, y llevaba a la algarabía en los tendidos en la recta final del trasteo, pasándose los pitones por donde, literalmente, le dio la real gana. La espada cayó baja, pero no se tuvo en cuenta para concederle los máximos trofeos.

Roca Rey quería más. El rabo paseado en su primero no sació su ansia de triunfo en una tarde (a esas alturas del espectáculo ya noche) en la que Andrés se mostró especialmente inspirado. Le supo coger rápidamente la distancia al que cerraba plaza, un toro gacho que afeaba un conjunto de buenas hechuras en general. Nuevamente lo cuajó con ambición por ambos pitones, rematando con manoletinas. Lo pasaportó, esta vez sí, de una gran estocada. Sin embargo, esta vez la presidencia no accedió a la petición de un rabo.

  • Se lidiaron toros de Hermanos García Jiménez, correctos de presentación y nobles en general.
  • Sebastián Castella: estocada desprendida y cuatro descabellos (silencio tras aviso) y pinchazo y estocada (dos orejas).
  • Juan Ortega: estocada (oreja) y dos pinchazos y estocada (ovación).
  • Roca Rey: estocada caída (dos orejas y rabo) y estocada (dos orejas).
  • Saludaron Paco Algaba y Viruta.
  • Más de tres cuartos de entrada en tarde calurosa.