Vestido de agua marina y oro, Fortes afrontaba su encerrona en Antequera, en una jornada con incertidumbre meteorológica que no interfirió en el desarrollo del espectáculo. El ‘Fortismo’ como forma de entender el toreo se hacía sentir ya en una atronadora ovación a la conclusión del paseíllo; y fue acrecentándose a lo largo de una tarde de madurez y capacidad.
FOTOS: David Bracho
Lanceó con gusto a la verónica al primero de la tarde, del ganadero antequerano Manuel Blázquez. Fueron los primeros olés de un encierro en el que el diestro quiso dejar claro desde el principio que no estaba dispuesto a dejarse nada dentro. A media altura, sacó provecho de la nobleza del animal, no sobrado de raza, en una faena a más sobre todo al acortar las embestidas por el pitón derecho. Una gran estocada confirmaba la senda triunfal deseada y servía para cortar la primera oreja de la tarde.
Topaba más que embestir al capote el segundo de El Pilar. No parecía el mejor toro para el triunfo, pero Fortes no había venido a aliviarse. Se lo dejó a venir largo en un estatuario inicial, para desarrollar un trasteo en el que tuvo que poner todo el matador. El astado, mansito y sosote, no aportaba la mínima emoción tan necesaria en la fiesta; hasta terminar totalmente rajado. Si había que pinchar un toro, este era…
El tercero de la ganadería de Julio de la Puerta protagonizó un momento de apuro al perder Fortes los pies en la cara del toro, y quedar a su merced. Estuvo presto a zafarse de los pitones, y afortunadamente no pasó a mayores. Emotivo el brindis, cargado de sensibilidad, a los miembros de ADIPA (Asociación de Discapacitados Psíquicos de Antequera), con los que en los días precios del festejo había mantenido un encuentro. Tuvo movilidad en el inicio de faena por bajo, flexionando las rodillas. Pero la mejor virtud, entre las muchas que tenía, fue un gran pitón izquierdo que Fortes aprovechó en espléndidas tandas de naturales, midiéndole perfectamente la distancia precisa que requería hasta cuajarlo con poder absoluto. Dos orejas, y vuelta al ruedo al toro Petroneo.
Había expectación por ver el toro traído por Victorino Martín. Una animal de preciosas hechuras, y además hijo del célebre ‘Cobradiezmos’ indultado en Sevilla. Puso espectáculo en banderillas Fernando Sánchez, obligado a saludar, y que ponía las espadas en todo lo alto en el inicio de la faena tras brindar al alcalde Manuel Barón y al empresario Jorge Buendía. Le costó acoplarse a las embestidas del astado, que quería todo por abajo, pero le faltaba un tranco para poder llevarlo largo. Aquí vimos a un Fortes más poderoso, cuajado técnicamente, y contundente con la espada. Tanto que no pareció tan fiera la bestia como la pintaban, y la gesta del ‘victorino’ fue superada con solvencia.
No se recordaba en Antequera que se ovacionara un toro de salida como se le hizo al de Fraile de Valdefresno. Con un capote con un ojo pintado y el texto «todo lo que puedas imaginar es real», lo recibía sentado en el estribo para desplegar verónicas con una rodilla en tierra que levantaban a los tendidos. Tocado con la montera, iniciaba la faena con una trincherilla antes de sacarlo a los medios para intentar someter las embestidas de un burel que no terminaba de entregarse. Con todo, se mantuvo firme y bien colocado hasta terminar de sobreponerse en las cortas distancias en un final de trasteo vibrante.
Llegábamos al sexto y último, con el hierro de Garcigrande, y ante el que Fortes mostró su mayor variedad capotera, echándoselo en el quite a la espalda para proseguir por gaoneras. Con la Puerta Grande aseguraba, el diestro malagueño quería más. Sacó una silla de anea y se sentó en un artístico inicio de faena en el que ratificaba la variedad conceptual a la que dotó toda la tarde. Templado, con esa serenidad que tiene como don, fue sacándole las tandas por ambos pitones sin importarle las miradas que le tributaba el astado. Tanto arriesgó, con unas cercanías que ya traspasaban la barrera de la razón, que fue escalofriantemente volteado. La heroica llegaba en el epílogo de una tarde de madurez profesional, a la vez que de reivindicación personal que quiso rubricar con una estocada recibiendo y paseando un nuevo apéndice.
En total, cinco orejas paseó Fortes en su encerrona de Antequera, en el gran acontecimiento taurino de la primavera en la provincia, y en el que consiguió aunar a toda la afición en torno a un torero. No estuvo solo, Málaga estuvo con Fortes, y lo sacó a hombros por la Puerta Grande de la bellísima plaza de toros de Antequera.
- Plaza de toros de Antequera.
- Feria de Primavera
- Se lidiaron toros de Manuel Blázquez, El Pilar, Julio de la Puerta (premiado con la vuelta al ruedo), Victorino Martín, Fraile de Valdefresno y Garcigrande.
- Fortes: estocada (oreja); pinchazo y estocada (ovación tras aviso); estocada desprendida (dos orejas); estocada (oreja); estocada desprendida, media estocada y dos descabellos (ovación tras aviso); y estocada tendida (oreja tras aviso).
- La plaza registró alrededor de media entrada.
- Se guardó un minuto de silencio en memoria del diestro José Fuentes, recientemente fallecido.
- Saludó en el cuarto Fernando Sánchez tras banderillear.
- Ejercieron de sobresalientes los matadores Jesús de Almería y Juan Millán.