La rejoneadora francesa se negó a matar a un toro manso de Rocío de la Cámara, en un festejo condicionado por el pobre juego ganadero en el que El Cordobés y El Fandi se esforzaron por agradar al público.

Noche de toros para inaugurar la temporada de verano en la plaza de toros de Fuengirola. No era cartel para puristas, más bien para el gran público. De todo tiene que haber para sustentar esta fiesta, y el regreso de toreros como El Cordobés, acompañado por El Fandi, se refleja con la presencia del gran público en los tendidos. Bondadoso, con ganas de pasarlo bien. Con ese nivel de exigencia, el espectáculo cumplió las expectativas; aunque se vivieron momentos que poco ayudan a la Fiesta por falta de rigor de la presidencia, y de profesionalidad de la rejoneadora Lea Vicens.

Abría el cartel la rejoneadora gala ante un astado con pies de Rocío de la Cámara al que colocó dos rejones de castigo antes de lograr encelarlo con una monta vistosa y variedad de recursos de doma. Pisó terrenos complicados, como una banderilla por los adentros al violín. Aunque la colocación de los castigos no siempre fue en lo alto. El toro se vino a menos, y con él la faena. No obstante, tras un rejón de muerte de efecto contundente, se marcó la línea triunfal del festejo con dos orejas.

Lea Vicens, colocando banderillas al primero de su lote. David Bracho.

Superado el ecuador del festejo, Lea Vicens recibía al segundo de su lote con otros dos rejones de castigo, el primero de ellos sin romper, a un burel rajado, que acusó su querencia a tablas. Incapaz de sacarlo a los medios ni de colocarle ni una sola banderilla, una y otra vez tuvieron que intervenir los auxiliadores, entre las protestas del respetable. Y la indiferencia de la rejoneadora que se negó a matarlo. Luego vino un triste espectáculo, una falta de respeto total a la fiesta. Antes de que sonara ni un aviso, se quitó de en medio y dio órdenes a la cuadrilla de que lo apuntillaran en el ruedo. Lamentable situación, con la presidencia como cómplice. Finalmente, pasó el tiempo, sonaron los tres avisos, y el animal regresó vivo a los corrales.

Lea Vicens se tapó en tablas y obligó a sus subalternos a apuntullarlo antes de que sonaran los avisos. David Bracho.

La incapacidad de lidiar un toro manso, y la falta de saber estar como torero, quiso ser premiada con el sobrero de regalo, que llegó a ser anunciado, y despreciado por Vicens con gestos ostensibles. Luego se quiso justificar lo injustificable aludiendo a una inexistente limitación horaria.

Volviendo a la parte seria del espectáculo, el salinero que hacía primero de la lidia a pie era recibido ceremonioso con el capote por El Cordobés. Se le dio un solo puyazo, muy fuerte, que terminó con animal que estaba más que justo de fuerzas. Quiso apostar por él el diestro, que brindaba al respetable. Lo sacó a los medios, sacándole medios muletazos con la mano alta. Totalmente parado en tablas, quiso agradar al público que acudió a su regreso a la Costa del Sol, pero no había la mínima movilidad que se le exige a un toro que se supone bravo. Cortó una oreja.

Manuel Díaz ‘El Cordobés’, en una media verónica al primero de su lote. David Bracho.

Tampoco fue bueno el segundo de El Cordobés, otro manso parado. Mientras tuvo brío, creó cierto desconcierto en la lidia, pero llegó a la muleta ya mucho más parado. Se puso Manuel Díaz, deseoso de agradar, y de uno en uno le fue robando los pases. «Manso, manso», llamaba el diestro al toro… Frase bastante descriptiva para lo que sucedía en el ruedo. En un arreón propio de su condición, resultaba cogido sin más consecuencia que la taleguilla destrozada. Pero él se mantuvo en el ruedo, no se resintió de sus operaciones de cadera, dio la cara, y mató con dignidad al toro para recibir otro magnánimo trofeo.

El Cordobés, al natural en el quinto del festejo. David Bracho.

Recibía El Fandi con una larga cambiada al tercero de la tarde, variado como siempre con el percal. Apretó al sobresaliente en tablas, viviendo momentos que pudieron ser dramáticos. Afortunadamente, tras el puyazo, siguió la fiesta con un quite por chicuelinas y el tercio de banderillas. Brillante como siempre e impecable de colocación. Con el público en pie, tomaba la muleta y se plantaba de rodillas para iniciar la faena al animal con más movilidad de los que hasta ese momento habían saltado al ruedo. Acompañó las embestidas, variado, valeroso y superficial, y nadie le pidió más. Justamente ofreció lo que su público esperaba de él. Por eso le premiaron con las dos orejas tras un pinchazo, una estocada trasera y un descabello.

El Fandi, por chicuelinas. David Bracho.

Y del cénit en el que El Fandi había dejado la corrida en su tercero, se la encontraba en el sexto en un ocaso total. Tocaba levantar los ánimos, y para eso el granadino es único. Chicuelinas, navarras, serpentinas… todo un repertorio capotero para proseguir a gran nivel en banderillas. Cariñosísimo el brindis al Cordobés antes de iniciar una faena a un toro que, llegado este momento, se tornó en complicado. Poco a poco fue metiéndole en el canasto para arrancarle los pases de uno en uno en una faena que, nuevamente, fue premiada con dos orejas.

 

Remate de un quite de El Fandi en el último de la noche. David Bracho.
  • Plaza de toros de Fuengirola
  • Se lidiaron seis toros de Rocío de la Cámara, desiguales de presentación y de pobre juego.
  • Lea Vicens: rejón (dos orejas) y tres avisos (silencio).
  • El Cordobés: pinchazo y estocada (oreja) y estocada trasera (oreja).
  • El Fandi: pinchazo, estocada y un descabello (dos orejas) y estocada (dos orejas).
  • La plaza registró un casi lleno con respecto al aforo permitido (unas 1.500 personas)
  • Noche calurosa.