Fortes caía en la lona el pasado martes en La Malagueta. Se levantaba para reaparecer en la Goyesca de Antequera, y esta vez fue él quien golpeó más fuerte. Su verdad, su pureza, se antepuso a todo y le hizo ser el triunfador artístico de un festejo entretenido en el que cortaba, al igual que El Cordobés, tres orejas y salía a hombros por la Puerta Grande. Conde volvía a este tradicional festejo para dejar destellos de su tauromaquia.

FOTOS: David Bracho

Abría cartel El Cordobés 45 minutos después del horario previsto por el retraso en el inicio del festejo, y la tardanza en la devolución del primero de San Pelayo, que sangraba por una pezuña, y era sustituido por un buen toro de Julio de la Puerta. No se prodigó con el capote más allá de un par de chicuelinas, pero con la muleta enseguida se percató de la gran calidad que atesoraba por el pitón derecho fundamentalmente. Se lo sacó a los medios y comenzó con tandas en redondo en las que se mostró a gusto y solvente, aunque sin ajustarse en exceso. No defraudó a sus partidarios con desplantes, molinetes, e incluso un fugaz salto de la rana. La estocada fulminante tuvo como respuesta una fuerte ovación ante la que el presidente accedió a sacar los dos pañuelos y asegurar la puerta grande para Manuel Díaz.

Tras la merienda, se desplazaba el cuarto de Sancho Dávila en el capote. Pronto perdió el fuelle, y llegaba a la muleta más parado. Le obligó a ir sacándole los lances de uno en uno; interactuando con su simpatía innata con los tendidos para dar contenido a su actuación. Muy honesto, se metió entre los pitones aprovechando la nobleza absoluta del animal, rozándose con los pitones la taleguilla. El arrebato final, soltando los engaños y abriéndose la chaquetilla, fue el colofón a una faena tan larga que sonó un aviso antes de entrar a matar.

El primero de Conde, con el hierro de San Pelayo, no permitió que el torero malagueño desplegara su toreo. Solo atisbos en un par de derechazos con sabor, en una labor que no alcanzó los vuelos deseados. Se prolongó en el uso de los aceros, y su actuación era silenciada por una afición que le seguía esperando para el segundo.

El segundo de su lote nos dejó sin poder disfrutar de la cadencia de sus muñecas en el toreo de capote. Con todo, el matador tenía fe en poder compartir un feliz reencuentro con una Goyesca en la que no participaba desde 2004. Tras brindar al público, inició una faena irregular en su conjunto, pero con esencia a Conde. Hubo algún natural de regusto, detalles de esos que solo puede hacer el torero malagueño, en un conjunto que mantuvo la atención del público. Habría tocado pelo de no haber vuelto a fallar con la tizona.

Fortes volvía con la cara partida tras el percance de Málaga, pero con amnesia absoluto. No queda rastro en la mente del torero malagueño, que en una faena de entrega y poder absoluto incluso repetía la suerte con la que resultaba prendido en La Malagueta. No fue el de Julio de la Puerta un animal sencillo. Nunca estuvo entregado a la muleta que le presentaba el matador, pero su determinación hizo que terminara dominándolo por completo. Series por ambos pitones con quietud, una faena muy bien estructurada y un control absoluto de la escena hizo que Saúl desorejara a su oponente. El público, totalmente entregado, ya le había obligado a saludar antes de la salida del animal, en señal de cariño y admiración profunda.

Gran dimensión la que mostraba en el que cerraba plaza. Hizo lo mejor de la tarde con el capote, en un quite por chicuelinas de ajuste tremendo. La pureza absoluta se derramó sobre el albero antequerano en la faena de muleta, con derechazos de trazo largo y naturales de temple absoluto. Sin alardes, todo con la transparencia de la verdad del toreo, ratificó su idilio con una plaza donde es imprescindible y donde es considerado lo que algún día conseguirá: ser figura del toreo. Paseó otro trofeo pese a atascarse con el descabello.

Antes de salir a hombros con El Cordobés, Fortes recibía del alcalde de la ciudad, Manuel Barón, el trofeo que le acredita como justo triunfador de la Goyesca antequerana.

  • Plaza de toros de Antequera.
  • Tradicional Corrida Goyesca. Real Feria de Agosto.
  • Se lidiaron dos toros de San Pelayo (2), dos de Sancho Dávila (4 y 5) y tres de Julio de la Puerta (1 como sobrero de uno de San Pelayo, 3 y 6). Muy desiguales, justos de presencia. Destacó el buen primero.
  • El Cordobés: estocada (dos orejas), dos pinchazos y estocada (oreja tras aviso).
  • Javier Conde: tres pinchazos, media estocada y descabello (silencio tras aviso) y pinchazo y media estocada atravesada (ovación tras aviso).
  • Fortes: estocada perpendicular (dos orejas) y estocada casi entera y tres descabellos (oreja tras aviso).
  • La plaza registró dos tercios de entrada en tarde agradable.