El Estoque de Plata ‘Trofeo Antonio Ordóñez’ fue el gran premio de la Gala de la Tauromaquia 2024. El reconocimiento al triunfador de la Feria de Málaga, al autor de la mejor faena sobre el albero de La Malagueta. Fortes era el ganador tras su memorable actuación del 20 de agosto. Al recoger el premio, se sinceraba ante la afición.
Tras recoger por cuarta vez en su carrera este premio de manos del presidente de la Diputación, Francisco Salado, Fortes aseguraba que «tiene un significado especial, quizás más que nunca». Recordaba que gace un año, estaba recibiendo este mismo trofeo en esa misma gala, «pero jamás habría imaginado que la corrida de agosto en Málaga sería mi primera tarde en España esa temporada». «Fue un año difícil, de silencio y de ausencias, de ver cómo los carteles se completaban sin mi nombre y de aprender a convivir con los `noes’ que parecían multiplicarse», añadía.
Se sinceró al confesar que hubo una noche en febrero en la que se rindió.»Le dije a Mabel (su esposa): Tenemos dos hijos maravillosos, puedo dedicarme a cualquier otra cosa. Tanto sacrificio ya no tiene sentido. Hasta aquí hemos llegado». «Era una confesión llena de dolor, pero también de cansancio, porque hay momentos en los que la fe tambalea y la fuerza parece no ser suficiente», indicaba.
Al día siguiente, en un tentadero en Jandilla, todo cambió: «Y allí, frente a tres vacas, ocurrió algo que no puedo describir del todo. Fue como si la esencia de mi toreo, esa que llevo buscando toda una vida, saliera a la luz por fin. Sentí algo tan profundo, tan verdadero, que entendí que aquel momento no era casualidad, sino una prueba de fe. Era la vida, o quizás Dios, recordándome que había algo más grande esperándome si decidía seguir adelante».
«Quiero dar las gracias a cada uno de esos ‘noes’. Porque ellos me llevaron a decirme a mí mismo un rotundo ‘sí’. A esos silencios que, aunque dolieron, me hicieron escuchar una voz más profunda dentro de mí», manifestaba un Fortes tan sincero como su toreo y que lanzaba un mensaje al mundo del toro: «Ese tiempo de espera, de invisibilidad, no fue tiempo perdido, sino tiempo de preparación. Fue el momento en que los sentimientos se comprimieron en mi alma torera, para salir a borbotones cuando llegó el instante exacto».
«Este premio no es solo un reconocimiento a una faena, sino al camino que me llevó hasta ella, a las dudas superadas y a la pasión que nunca dejé morir», concluía antes de despedirse con un agradecimiento a todos los que confiaron en él desde que era un niño.