La plaza de toros de Fuengirola celebraba su ya tradicional corrida nocturna de verano, que este año además servía para conmemorar el 60 aniversario del coso. El ecléctico cartel presentado despertaba el interés del público que casi llenaba los tendidos. Una gran noticia. En lo artístico, la flojedad de las reses de Torrestrella y Carlos Núñez condicionaron un espectáculo en el que El Cordobés tiró de sus armas para salir triunfador. Un trofeo paseó Morante y Cayetano se fue de vacío.

FOTOS: David Bracho

Abría la noche Manuel Díaz ‘El Cordobés’ con un astado de la ganadería titular de Torrestrella que se desplazaba con calidad en los primeros tercios, mostrándose variado con el capote; fundamentalmente en un quite por chicuelinas. Pareó con brillantez José Antonio Trujillo. El animal mostraba nobles embestidas, sobre todo por el pitón derecho, aunque las tandas no destacaron por su ajuste. Solo cuando sacó a relucir su esencia caldeó por un instante los ánimos, ya con el burel muy venido a menos. Sus repetidos fallos con los aceros hicieron que concluyera el primer acto con el más absoluto silencio.

Morante de la Puebla también echó por delante el de Torrestrella, un toro abanto de salida, que le apretaba contra tablas en el saludo capotero. Ratificó su mansedumbre en el caballo. Se atisbaba que la faena iba a ser breve, y así lo fue. Salió con la espada de matar y, sin darse coba, dejó una estocada casi entera de forma habilidosa, con la que terminaba la función.

El primero de los tres de Carlos Núñez que remendaron la corrida fue el tercero, primero delo lote de Cayetano. Flojo de salida, el diestro le vio cosas buenas que le llevaron a brindar al público. Su extrema debilidad le pesaba más que su nobleza; llevándole a derrotar y a caer rodando cada vez que se le daba un toque más brusco o se le bajaba la mano. Por mucho que quiso su lidiador, el animalito no podía tenerse en pie.

El segundo de El Cordobés metió la cara bien con el capote, lo que le permitió ofrecer jaleados delantales y una media de remate. Tras brindar por segunda vez al respetable, planteó la revolución al plantarse de rodillas en el inicio de faena, al calor de los tendidos más populares. Quedaba contrastado que se había llevado el lote, ya que éste de Carlos Núñez, aún falto de fuerza, sí que permitió que diera una muestra de todo su repertorio, en el que no podía faltar el genuino salto de la rana. Con estas armas y una certera estocada, cortaba las dos orejas y se aseguraba la Puerta Grande.

Recibió Morante a su segundo, de Núñez, con dos faroles de pie; para proseguir lanceando con personalidad a la verónica con la mano alta de salida, y rematando con la media verónica. En un cambio radical con la tauromaquia vista con anterioridad, la torería se hacía presente en el ruedo fuengiroleño. De uno en uno, le fue sacando los muletazos por ambos pitones. Lástima que el animal no permitiera que le bajara la mano, y el conjunto no pudiera tener la profundidad y rotundidad por todos ansiada.

El que quedaba por salir de Torrestrella, un burraco que le permitió gustarse con el capote, siguió la pauta de la corrida. Parado, insulso y sin acometividad alguna. Lo intentó Cayetano, bien colocado, pero sin poder dejar más que algún detalle suelto como los pases de pecho con majestad. Luego se atrancó con los aceros, estuvo muy desacertado con el descabello, y solo la magnanimidad presidencial evitó el bochorno de escuchar los tres avisos.

No dio para más, y en apenas dos horas, se daba por concluido con la puerta grande de Manuel Díaz un espectáculo que no llegó a las cotas esperadas.

  • Plaza de toros de Fuengirola.
  • Se lidiaron tres toros de Torrestrella (1 noble, 2 manso y 6 parado) y tres de Carlos Núñez (3 flojo, 4 y 5 con poca fuerza pero manejables).
  • El Cordobés: dos pinchazos y estocada (silencio) y estocada (dos orejas).
  • Morante de la Puebla: estocada corta (silencio) y pinchazo y estocada desprendida (oreja).
  • Cayetano: estocada tendida (ovación) y estocada, descabello, pinchazo y estocada tendida y cuatro descabellos (silencio tras dos avisos).
  • La plaza casi se llenó en tarde calurosa.