El mal juego de la novillada de Macandro condicionó el desarrollo del primer festejo de abono de la Feria de Málaga 2025. El encierro, tan justo de fuerzas como de raza, frustró las esperanzas del rondeño Ignacio Candelas en su presentación en la primera plaza de la provincia. Más suerte tuvieron Julio Méndez y López Ortega, que fueron premiadas con sendas orejas.

FOTOS: David Bracho / Lances de Futuro

Agradó en su presentación en La Malagueta el rondeño Ignacio Candelas. Se mostró como un novillero enrazado y con oficio, ansioso de agradar desde el recibo a porta gayola. Nada le importó el impacto del pitón en el rostro en este primer encuentro con el de Macandro, y desarrollaba una faena meritoria. Aguantaba las coladas de un animal que desparramaba la vista, hasta lograr someterlo fundamentalmente por el pitón derecho. Tras un pinchazo y estocada trasera, se le pidió levemente la oreja y saludó una sonora ovación.

Tras el ecuador del festejo, Julio Méndez y López Ortega ya habían tocado pelo, y Candelas no quería ser menos. Pero en esto del toreo es cosa del dos, y el cuarto fue un marrajo con peligro. Nuevamente estuvo muy firme, procurando asentar las zapatillas, pero todo el esfuerzo era muy desagradecido. Insistió por ese hambre de ser torero, sufriendo arreón del que pudo haber salido herido.

El primero del lote de Julio Méndez tampoco fue un animal sencillo. Muy brusco en sus embestidas, acudía a arreones al engaño presentado por el novillero abulense. Firme y con determinación, no le dudó en el inicio para sacarle las tandas fundamentalmente por el pitón izquierdo, que era por el que tenía más recorrido. Muy en novillero, deseoso de agradar, gustó de enroscarse las embestidas en la cintura y dejaba una estocada bien ejecutada, ligeramente desprendida, que le valía para pasear la primera oreja del abono malagueño.

El mejor toreo de capote de la tarde lo ofreció Julio Méndez en su segundo. Meció con gusto las verónicas, para rematar en los medios con dos chicuelinas mirando al tendido. El novillo, sin ser bueno, fue el más potable del encierro. Al menos le ofreción algunas embestidas para demostrar en las primeras tandas su buen concepto del toreo. Luego, con el animal más parado, acortó distancias en una parte del trasteo más efectista que concluía con las manoletinas. De haber estado más certero con los aceros podría haber tocado pelo nuevamente.

Tras volver a los corrales el flojo tercero, saltaba un sobrero del mismo hierro. Evidenciaba también poca fuerza y clase, y pese a que pareció desplazarse en el capote, con la muleta siempre fue con la cara alta y acortando cada vez más la distancia. Estuvo muy dispuesto el novillero mexicano López Ortega, que el pasado año fue el triunfador del Certamen Internacional de Escuelas Taurinas de La Malagueta, pero realmente no había opción de sacar lucimiento más allá de una meritoria tanda de manoletinas de rodillas. Una estocada baja fue benevolentemente respondida con una oreja.

El sexto y último siguió la línea de sus hermanos, con más peligro si cabe. Imposible sacarle un muletazo, ya que siempre echaba la cara arriba buscando el pecho del torero. Le hizo pasas aprietos, optando con buen criterio con abreviar.

  • Se lidiaron novillos de Macandro, el tercero como sobrero. Correctos de presentación, descastados y faltos de fuerza.
  • Ignacio Candelas: pinchazo y estocada (ovación) y pinchazo, estocada trasera y seis descabellos (palmas tras aviso)
  • Julio Méndez: estocada algo desprendida (oreja) y estocada corta desprendida y dos descabellos (palmas tras dos avisos).
  • López Ortega: estocada baja (oreja) y pinchazo hondo (silencio).
  • La plaza registraba media entrada en tarde agradable.
  • Al romperse el paseíllo por los toreros Alfonso Ordóñez, José Ortega y Miguel Soler ‘Gasolina’, fallecidos este último año.
  • Saludaba tras poner banderillas en el quinto José Manuel Mas, de la cuadrilla de Méndez.