Son ya muchos los años, demasiados, que la matadora de toros malagueña Maripaz Vega tiene que hacer las maletas y marcharse en busca de esas oportunidades que en su tierra se le niegan.

Dejar a su familia, a sus hermanos y sobrinos, para poner rumbo a la Ciudad de México, es un esfuerzo que, para la torera de El Palo tiene sentido para seguir viviendo su profesión con honestidad.

Siempre acompañada por su fiel mozo de espadas, su hermano Jorge, que ha terminado por crear su propia familia en la capital azteca, Maripaz no deja ni un día de entrenar, de soñar el toreo, y de vivir en torero.

Hace unos días llegaba el reencuentro con los suyos. Esta aventura americana ha sido más dura que nunca. Larga, larguísima por la pandemia, pero ya está en Málaga, con los suyos. Aunque ella no viene de vacaciones, viene a lo que mejor sabe hacer, que no es otra cosa que torear.

Durante este mes de agosto, septiembre y octubre cumplirá con todos los compromisos que se le presenten, en corridas de toros y festivales, si hacerle asco a ninguna posibilidad de vestirse de torero y expresar lo que lleva dentro.

Un año más, vuelve a sentir La Malagueta en cada uno de sus entrenamientos, reencontrándose con todos los profesionales y alumnos de la Escuela Taurina. Y soñará con verse en ese patio de caballos para iniciar el paseíllo.

Maripaz Vega no pierde la ilusión, tiene para hacer diez toreros, y aunque es consciente de que las cosas están más complicadas que nunca, estará preparada para ese día en el que vuelvan a darle la oportunidad de reencontrarse con esa afición de la que se ha ganado el respeto por sus actuaciones. De igual por igual, sin ventajas ni victimismos.

Desde Málaga Taurina, estamos encantados de poder contar que la matadora malagueña está entre nosotros. Aunque sepamos que allá por octubre volverá a volar a su refugio mexicano. También contaremos sus triunfos por el mundo.

Desde el mayor de los respetos a la honestidad, la perseverancia y la fidelidad a unos principios, BIENVENIDA A CASA, TORERO.