La corrida de El Puerto de San Lorenzo mantuvo el pobre nivel ganadero que está teniendo esta Feria de Málaga 2025. Una vez más, tienen que ser los toreros los que salven la situación con meritorias actuaciones. Si ayer fue David de Miranda, esta tarde fue Daniel Luque el que se inventaba un faenón de raza y quietud. Sumaba tres orejas para salir a hombros por la Puerta Grande, en una tarde en la que el exquisito Juan Ortega también tocaba pelo. En tono menor, Alejandro Talavante se contagió con la deriva de los astados que tenía delante.
FOTOS: Arjona / Lances de Futuro
El que abría plaza, muy flojo, se partía la punta del pitón al rematar en un burladero y volvía a los corrales. El sobrero, también de El Puerto de San Lorenzo, fue un manso integral que se fue haciendo dueño del ruedo ante la inoperancia lidiadora. Se dobló Alejandro Talavante con él en el inicio de faena, y ahí se acabó todo. El rajado animal no quiso nada, por mucho que el diestro prolongara sin sentido.
Dentro del pobre juego de la corrida, el cuarto al menos se desplazaba tras los engaños. Los primeros tercios se fueron nuevamente en blanco, y tras brindar al público, realizaba una faena muy de cara a la galería; repleta de molinetes y otros adornos alejados del toreo fundamental. Entre enganchón y enganchón, siempre sacándose para fuera las embestidas, transcurrieron los minutos hasta el punto de sonar un aviso antes siquiera de perfilarse para matar.
Una oreja paseaba Daniel Luque, sustituto de Morante de la Puebla, en el primero de su lote. Fue otro toro desrazado de El Puerto con el que el diestro de Gerena dejó pinceladas de su arte con el capote. Apostó por el toreo al natural, a pesar de que a las dificultades que ponía el astado por ese pitón izquierdo se unían unas molestas rachas de viento. Lo sometía nada más brindar al público en una faena de constancia hasta rematar en los medios por su clásicas luquesinas. Lo reventó con el estoque y paseó el premio.
El hambre de triunfo de Daniel Luque se transformó en una puerta grande de La Malagueta tras desorejar al segundo de su lote. Dentro de la falta de raza del encierro, éste tuvo cierta movilidad para permitir que el diestro se inventara un faenón a base de determinación, quietud y valor. No quería pasar el astado, y fue él quien daba un paso al frente para pisar terrenos comprometidos y robarle los muletazos con mucha verdad, de zapatillas asentadas y pasarse los pitones por el pecho. Tras una buena estocada saciaba su afán de reivindicar que debía haber estado en los carteles desde el principio.
Con solo una verónica sació Juan Ortega el hambre de verlo torear con el capote. Ni el toro de La Ventana del Puerto ni el viento le permitieron más. Ya con la muleta, tras un bellísimo arranque por ayudados, fue construyendo una obra cargada de gusto a base de aprovechar las pastueñas embestidas que le regalaba el animal por el pitón derecho. Aprovechando su querencia a los adentros, lo templó con esa despaciosidad y elegancia que solo está al alcance de los elegidos. Fue una faena de olés rotundos entre el silencio de los tendidos. Mató con contundencia después de que sonara un aviso, y paseó la segunda oreja de la tarde.
El enfado del público por el pobre juego de la corrida se manifestaba en el que cerraba plaza. El personal ya estaba cansado de un toro desrazado tras otro. Por mucho que los toreros (lo habíamos visto con el lote de Luque y en el primero de Ortega) estén salvando esta feria, el aficionado tiene un límite. Había ansias por disfrutar de Juan en este sexto, al que recibía con una rodilla en tierra para proseguir genuflexo. Pero su debilidad le condicionó a pesar de los intentos desbordados del diestro por sacar partido de donde no había.
- Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto (3), el primero como sobrero. Muy faltos de raza en su conjunto.
- Alejandro Talavante: pinchazo y estocada contraria (silencio) y pinchazo y estocada corta (palmas tras aviso).
- Daniel Luque: estocada (oreja tras aviso) y estocada (dos orejas).
- Juan Ortega: estocada (oreja) y tres pinchazos y estocada (silencio).
- Lleno de no hay billetes en tarde con ligeras ráfagas de viento.
- Saludó en banderillas en el quinto Raúl Caricol, de la cuadrilla de Daniel Luque.