El destino ha querido que, justo seis años después de su último paseíllo en La Malagueta, el diestro Salvador Vega vuelva a torear ante sus paisanos.

Ese 21 de agosto de 2015, Vega entraba en el cartel en sustitución de Fortes, tras su gravísima cogida en Vitigudino. Se había ganado el puesto después de haber cortado una oreja en la segunda de feria, con una corrida de Martín Lorca junto a David Galán y Fernando Rey.

Repasamos cómo fue esa tarde en la que compartió protagonismo con un Morante que ofreció una gran dimensión, y José María Manzanares, ante reses de Núñez del Cuvillo.

El recibo con una rodilla en tierra, la última con una revolera y después otra en pie ponía de manifiesto que no se pensaba afligir por los compañeros de cartel. El astado tenía la virtud de desplazarse con nobleza, aunque de casta estaba cogido con alfileres. Muy bueno fue el quite por chicuelinas, y con la muleta se fue a los medios con dos cambiados por la espalda. Correcto al pulsear las embestidas, supo darle su tiempo y su sitio para regalarnos pinceladas como un cambio de manos exquisito. El pitón izquierdo fue el malo, lo que no impidió que alguno de los naturales que le dio de uno en uno tuviera profundidad eterna. Faltó toro, porque el planteamiento del de Manilva volvió a ser perfecto, como la tarde del lunes anterior con la de Martín Lorca.

Con una oreja en el esportón, había que rematar una feria para la recuperación de este gran torero, que sin embargo en marzo del año siguiente anunciaría su retirada por tiempo indefinido. Pero el animal que tenía enfrente no se lo iba a poner sencillo. Había que apretar los dientes y tirar para adelante. Tomó la muleta y se dobló con él para intentar corregirle su incómodo cabeceo final. Lamentablemente la medicina no le hizo efecto, por lo que se exigía un sobresfuerzo al que Vega estaba dispuesto. Le tragó y le consintió, llegando a conseguir una tanda de derechazos con la muleta muy baja y terminando atrás. En una carrera de obstáculos, el trasteo perdió enteros con la zurda, donde se acusaba la condición de mirón del burel. Aún con opciones de haber repetido triunfo, se esfumó el posible triunfo con los aceros.

Hoy, con la misma responsabilidad pero con menos presión, Vega vuelve a Málaga para embriagarnos con su tauromaquia. Suerte, torero.